Palencia es tierra pródiga en escultores de la palabra, como Jorge Manrique, Sem Tob o el Marqués de Santillana, y en escultores del bronce, madera o piedra, como Alonso Berruguete o Victorio Macho. A este último, Victorio Macho, dedicamos nuestras XXVI Jornadas Culturales por conmemorarse el 50 aniversario de su muerte. Victorio Macho nació en la palentina calle de Colón a nales del siglo XIX, convirtiéndose precozmente en uno de los principales escultores del XX. Por su taller pasaron, y posaron, los intelectuales más destacados de la época: Galdós, Baroja, Valle-Inclán, Unamuno o Ramón y Cajal, entre otros; pero su obra más señera y colosal es la que con el tiempo se convirtiera en símbolo y emblema de la ciudad de Palencia: el “Cristo del Otero”. Es una monumental escultura al Sagrado Corazón de Jesús que, con claras referencias cubistas, recuerda el hieratismo de la gran estatuaria egipcia y oriental. Aunque el proyecto original del Cristo fuese sustancialmente diferente e incorporase en su factura materiales más ricos y valiosos, su resolución nal debió ser del agrado de su autor porque resultó ser la obra elegida para albergar su cuerpo, tras su muerte, acaecida el año 1966. Victorio Macho “descansa” en la cripta sobre la que se levanta la colosal escultura; bajo una lápida que tiene la siguiente inscripción: “Mi última jornada. Aquí a los pies del Cristo. Vino a descansar su autor. El escultor Victorio Macho”. Entre otras actividades relacionadas con la vida y obra de nuestro insigne escultor, contaremos con la presencia del que fuera su discípulo predilecto en su toledana casa-taller de Roca Tarpeya, el también escultor palentino; Luis Alonso. Pero las XXVI Jornadas para la Convivencia del Tello Téllez transcienden el merecido homenaje a Victorio Macho, contando con múltiples actividades deportivas, literarias, culturales y recreativas. Como en años precedentes, estas jornadas son fruto de la inestimable colaboración entre el CEAS “José Mª Fernández Nieto”, el AMPA y Claustro del CEIP Tello Téllez de Meneses. Si el Cristo del Otero se yergue vertical, rompiendo la horizontalidad de los Campos de Castilla, queremos que nuestras XXVI Jornadas para la Convivencia sirvan para romper, en el sentido machadiano del término, la monotonía de la escuela, abriendo la misma a su entorno más inmediato. Comunidad Educativa y Concejalía de Servicios Sociales |